Un pastor evangélico es un guía espiritual y consejero familiar. Es un instructor de la Palabra de Dios y tiene un importante rol educativo en la iglesia.
El pastor también debe funcionar como un profeta de la iglesia, guardando la verdad de la palabra. Debe ser honesto, amante de la paz, paciente, trabajador y evitar los conflictos de interés.
En las enseñanzas de Cristo, los pastores aman a sus ovejas y tratan de ganarse su confianza. Un buen pastor incluso moriría por sus ovejas.
En el Antiguo Testamento, el Dios de Israel se compara con frecuencia con un pastor.2 El uso de la palabra pastor proviene del empleo bíblico de la misma. El Antiguo Testamento utiliza la palabra hebrea רעה (raʿah) más de 170 veces para describir tanto los cuidados y alimentación de las ovejas como en Génesis 29:7, como para describir los cuidados y alimentación espiritual de las personas como en Jeremías 3:15: «y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia». (RV60).
En el Nuevo Testamento el sustantivo griego ποιμήν (poimēn) y el verbo ποιμαινω (poimaino) suelen traducirse, respectivamente, como «pastor» y «pastorear». Ambas palabras son usadas un total de 29 veces, la mayoría de las veces para referirse a Jesús. Por ejemplo, Jesús se denomina a sí mismo el «buen pastor» en Evangelio de Juan 10:11. Las mismas palabras se emplean en el relato del nacimiento de Jesús en el capítulo 2 del Evangelio de Lucas para referirse literalmente a pastores de ovejas.
En cinco pasajes al menos del Nuevo Testamento el verbo pastorear se utiliza para referirse al trabajo cristiano: