“Un milagro es un acontecimiento extraordinario causado por el poder de Dios. Los milagros representan un elemento importante en la obra de Jesucristo. Incluyen las sanidades, la restauración de la vida a los muertos y la resurrección. Los milagros forman parte del evangelio de Jesucristo.
¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza’” (Mateo 11:20-21). “Y se escandalizaban a causa de Él. Pero Jesús les dijo: ‘No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa’.
Los milagros… ¿fueron realidad?
Cierto día del año 31 E.C. Jesús y sus discípulos iban hacia Naín, una ciudad en el norte de Palestina. Al acercarse a la puerta de la ciudad vieron venir un entierro. El muerto era un joven. Era el único hijo de una viuda, y ahora su madre había quedado completamente sola. Según el relato, Jesús “se enterneció por ella, y le dijo: ‘Deja de llorar’. En seguida se acercó y tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron, y él dijo: ‘Joven, yo te digo: ¡Levántate!’. Y el muerto se incorporó y comenzó a hablar”. (Lucas 7:11-15.)